¿Hacer el Amor?

.








En las vivificantes aguas termales de la piscina, frente al interminable frío océano, Nemesio y Man hacia largo minutos charlaban.




- Hay algo infinitamente mejor que el sexo. Y usted lo sabe… ¿no es así? –Nemesio.


Man lo miró en silencio sólo su mirar dio respuesta. No tuvo que preguntarse cómo lo sabía ya que la fuente siempre era la misma, Ángela.


- El sexo es primitivo, un simple acto reproductivo que elementales consideran placentero. Pobrecitos… pobrecitos.


Seguía en silencio dudando si decirlo o no.


- Cuénteme su mirar lo está exigiendo. –Nemesio.
- Usted tiene razón –pausa- pocas veces lo conté. –Man.
- Nadie le creyó.
- En realidad nunca lo conté… me resultó imposible describir ese momento. Imposible. Además nunca lo comprenderían.
- ¿Sabe por qué? Porqué son ignorantes.
- Recuerdo que…
(casi se le escapa el nombre pero lo pudo contener) “ella” se asombró terriblemente… pero nunca lo entendió… hasta creyó que era común en la gente que práctica yoga. Pero… es imposible de razonar… ya que es incompatible. Es que es un… sentir excelso.
- “Pene y vagina” eso tan solo conciben… no le da para más.
- Sí supieran…
- Algunos están dormidos y lo peor es que no quieren despertar. Otros jamás tendrán la oportunidad ya que son y serán “elementales”. O usted cree que siendo lo que somos, necesitaríamos privarnos de algo para el placer.
- ¿Cómo?
- Lo anticonceptivo. Debemos alterar lo natural para permitirnos placer y o concebir. Ridículo! Y lo peor, creen que el sexo es “el goce” o un acto de amor. Infames, no tienen “sentires”, sólo “pene y vagina”. Se sienten más hombres, más mujeres… pobrecitos… pobrecitos.
- Nemesio yo fui “sublime”… sentí…
- Yo sé lo que sintió.
- Pero aún no puedo… razonarlo… no puedo transmitir lo “sublime”.
- ¿Sabe lo que le ocurrió?

Man no lo escuchó ya que siguió diciendo.


- Creo que en una película vi algo –digamos- similar; Eso sí, lo que me ocurrió fue sin luces, sin Hollywood… Eh… la película se llama “Cocoon”. El argumento es de unos extraterrestres que vuelven a buscar unos capullos. Algo así.
- Sí la recuerdo.
- En ella hay una escena… en una piscina, en la cual una joven le demuestra su afecto y “hace el amor” con el joven terrestre.
- Muchacho… No me asuste que estamos en una…
- Jajajajá… no –quédese tranquilo- prefiero las mujeres.
- Ah… bueno!

Nemesio puso una graciosa cara de tranquilidad y prosiguió diciendo:

- Usted lo dijo “hacer el amor”. Esto sí es “Hacer el Amor” ya que ella es una frecuencia absolutamente pura, que solo es sintonizada por pocos, que genera y puede generar un estado –como usted prefirió adjetivar- “sublime”. Y que uno brinda y la otra persona recepta formando un tono “sublime” o “frecuencia del amor”.
- Sí, considero que debe ser así. La verdad que luego de sentir aquello, el resto -por lo menos para mí- y no quiero desmerecer, ni ofender… pero –encogiendo hombros - es “sexo”.
- Pene y vagina.
- Bueno tampoco… exageremos!
- Cuando hay hambre no hay pan duro!…¿No? Jojojó.
- Y la carne es débil! Jajajaá…

Ambos terminaron riéndose el uno del otro.

- Algunos biógrafos dicen que si hoy viviese Leonardo –Da Vinci- lo etiquetarían de “asexual”, ya que consideran que tenía un rechazo a la relación carnal, la consideraba vulgar, trivial. La dejaba para individuos de baja…
- …Frecuencia. Man después de experimentar lo “sublime” no me extraña, aunque el pobre Leonardo siempre es victima de especulaciones pretenciosas. Ahora que era un genio y que sabía mucho más de lo que podemos imaginar no hay duda alguna.

- Es extraña esta “vida”… nunca terminamos de conocerla y conocernos. –se dijo reflexionando mundanamente Man en voz alta.

- Es Magnifica… aunque nos parezca muchas veces absurda. –de golpe el Vikingo buscó y miró su reloj- Me voy a preparar ya que pronto llegará la señora Feu.


Man pensó en cuantas veces se había planteado la inconsecuencia de la vida, mas hoy estaba en un lugar jamás soñado, con alguien que no dejaba de ser un desconocido, a días u horas de emprender una aventura hollywoodiana; Y para completar el cartón; Bingo! Domenica Feu.

- Ok, trataré de hacer una meditación.

- Muy bien muchacho… pero debemos seguir esta charla. El tema merece que volvamos abordarlo me queda mucho por comentarle.

- Sí, por supuesto… yo tengo mucho más que exponerle.


Man miró como Nemesio se retiraba ágilmente de la piscina –cubierto de toallas blancas- a sabiendas que el vikingo sabía claramente que esa mujer había sido Domenica.

La espiga de SIF.



Cruzó la cortada saludando a un taxista que lo reconoció. Advirtió un camión transportador de caudales amarillo estacionando frente a una gran institución. Se dirigió hacia él cruzándose con los guardias que llevaban varias sacas infladas de dinero. Fusiló instantáneamente con una sonrisa que brotó de su brillante mirar y tomó una que le ofreció amablemente uno de los guardias. Casi sorprendido retomó su paso mientras abría la misma encontrándose con un sin número de ladrillos de billetes de alta denominación. Sin alterar su rítmico gentil fue entregando los mismos a cada persona que a su paso se le cruzaba; A una joven, una anciana, a un obrero, a un burócrata, a una madre, a un policía…
Atónitos los tomaban desorientados e incrédulos y a la vez lo entregaban a otros que se le cruzaban y una vez que lo hacían comenzaban a deshacerse de sus billeteras, llaves, celulares, abrigos y superfluas pertenecías. Simplemente dejaban caer en ellas algo más profundo: sus penas, y en la vereda caían sin saber estas que destino era sin retorno.
Él siguió sin perder el ritmo que le imprimía la melodía que sonaba en sus oídos, la cual se trasmitía como un virus en el mirar de sus gentiles seguidores, que unos metros atrás sonriente, alegres, sorprendidos y admirados se impresionaban de dichoso regocijo.
En una esquina frenó un segundo, frotando los dedos de su mano derecha y haciendo brotar de los mismos la “Espiga de Sif”; La cual consistía en una fina varilla que como punta poseía una espiral refulgente.
La llevó con su mano derecha hacia su espalda, una de sus seguidoras la tomó, al hacerlo está se multiplicó por dos. Sin mediar pensamiento alguno repitió rápidamente la acción quedándose con una y entregando la otra.
Así la joven se la entregó al guardia y éste a la anciana, la anciana al niño, todos quedándose con una espiga y cediendo la otra formando una cadena sin fin…
En pocas cuadras el grupo era más que numeroso. Absorbiendo las miradas de conductores de vehículos, vecinos, comerciantes y demás habitantes que dejaban todo adhiriéndose alegres a la caravana de la gentileza. Siete cuadras después él se detuvo en la boca calle y miró a la multitud la cual se frenó inmediatamente observándolo detenido; Levantó los brazos y les sonrió con su mirada de “Todo Es Posible”. Manteniendo los mismos alzados juntó las palmas de sus manos girándolas en contra del sentido del reloj. Para luego soltarlas y formar con su cuerpo una “Y”. Todos comprendieron y gozosos buscaron una calle con sus “Espigas de Sif”. La melodía seguía sorda para los oídos de muchos -aunque en ellos soñaba más fuerte que nunca- que serian menos ya que una espiga en manos de una voluntad iluminada marchaba a su encuentro.

LA imagen se absorbió para estirarse alargándose hasta quedar como un fino hilo dorado que instantáneamente volvió a su origen el sexto chakra: el Ajna, intelecto e intuición se complementan armónicamente en la Ley Natural.
Sentado en posición meditativa finalmente abrió suavemente sus ojos con la sonrisa plena de haber dado vida - impulsado, asumido y experiementado- una vez más para lo que había sido creado. Pues la marea está cambiando. Namaste.

Domenica en Three Wishes.



Desde el aeropuerto de Keflavic, la Terminal internacional de Islandia hay unos treinta y cinco kilómetros hasta Reykiavik –la capital más septentrional del planeta- la única ciudad que posee la “Thule”. Además debía sumarles los correspondientes kilómetros hasta Three Wishes. Así que acomodó sus pertenecías en la Land Rover que la esperaba al mando del chofer –Ricardo, madrileño el hombre uno de los tantos que llegó al lugar y no quiso volverse- que amablemente le explicó dónde y cómo llegarían a la residencia de Nemesio Iceoffson.

Domenica se sentó en el asiento de atrás disponiéndose a comenzar a conocer la bella Islandia. Durante el viaje se cansó de ver campos de lava cubiertos y bordeados por un musgo a veces gris, a veces verde intenso. Esta es una tierra viva -se dijo- simplemente observando bajas y planas sierras que la lava y los glaciares habían formado. El infaltable mar, presente en todo el trayecto, como lo estuvo cuando cruzó el Atlántico Norte para llegar a estas tierras.

Ricardo como un guía turístico le fue indicando los diferentes lugares que se cruzan en el camino hacia Three Wishes. Las fumarolas de las aguas termales, las excelentes piscinas públicas con diferentes temperaturas, los géiser, “Blue Lagoon”, volcanes, glaciares, campos de lava, fiordos y más formaciones rocosas bajo el manto de cielos enormes y diáfanos concurridos de arco iris o nubes bajas. Y eso sí ni un solo árbol parece que los vikingo utilizaron hasta el último en la construcción de sus famosas barcas.

No más de 280 mil habitantes en los 103 mil quilómetros cuadrados de superficie con un clima impredecible, que en un día permite gozar y sufrir de las cuatro estaciones. A los islandeses los tildan de cambiantes, explosivos, festivos y suicidas. Pero un islandés básicamente “es un Vikingo”, dijo el chofer viéndose reflejada en el espejo retrovisor su sonrisas. Domenica asentía y con cámara digital en mano capturaba imágenes, parecía no querer perderse nada que se le cruzase. Se enteró que Vikingo en escandinavo significa “pirata” bueno después de todo parece ser más que interesante este lugar, pareció comprender.

Un largo rato después estaba en Three Wishes en la habitación asignada contigua a la de Man.

- Bien aquí estoy en esta hermosa islita perdida en el norte del planeta. Contratada –seguramente- por un loco que paga y mucho. Eso me agrada y inconmensurablemente. No está mal el lugar y mejor la paga. En realidad está excelente. Seguramente pronto me encontraré con el fabuloso viejo ricachón.

Soltó su bota enérgicamente, la cual terminó cayendo al otro lado de la gran habitación. Se quitó el resto de su vestimenta, dejándose la interior y entró en el cuarto de baño, lo miró de arriba abajo. Nada pudo criticar estaba impecable y dotado de todos los servicios imaginados. Se volvió sobre sus pasos y buscó su notebook conectó la cámara y descargó las imágenes que había tomado en su trayecto en un archivo que nombró “Isla Bonita”.

Ducha. Dictaminó su mente y terminó de desnudarse he ingreso a la misma con deseo de renovarse.
El agua islandesa comenzó a acariciar a la iracunda señora, mas ella se enjabonó fuertemente casi como deseando deshacerse de una patina molesta e indeseable. Metió su cabeza bajo la fuerte lluvia caliente de la ducha. Sus cabellos se alargaron, sus ojos se entrecerraron y su cuerpo gozó el placer de la tierra viva de Islandia. Esto es bueno, se dijo hermosa agua. Apoyo sus manos en los blancos mármoles, rotó su cervical arqueando su columna buscando incrementar el placer. Luego sus caderas para darle ritmo a sus muslos y ellos a sus pantorrillas.
¿Man? Que estupido! –pensó- Se enamoró de mí! Tomó otro jabón y comenzó a frotarse nuevamente por todo su desnudo cuerpo mojado.
-Iceoffson… ¿cuán viejo eres? Por lo visto tienes gustos refinados y actuales. Viejito no quieres una mujercita amante fiel. Jajajajaja!
Vamos hermoso tu nena tiene apetito… jajajajá. Me gustaría verle la cara al estupido – refiriéndose a Man-… babeándose por mí… estupido. Las chicas queremos diversión y diversión es dinero “las velitas” para las idiotas… Man… “Mansito”. Te gustaría estar aquí… pero esta chica, es sólo para los mejores. Estupido “Mansito”. Sólo para ti… hay ganas!

De golpe cerró los grifos, estiró su cuerpo como una gata y buscó las toallas. Se posó frente al gran espejo que el vapor no pudo empañar. Gozando de la visión de su cuerpo escultural, posó sensualmente hasta encontrar una postura desafiante.
Diciéndose: Esta soy yo. Venga que los atenderé!

El teléfono sonó he inmediatamente lo atendió.

- ¡Sí! –dijo enérgicamente.
- Señora, el señor Iceoffson desea charlar con usted, cuando…
- Sí… estoy saliendo de la ducha… pronto estaré lista para encontrarme con el señor Iceoffson..
- Gracias señora. Sólo deberá levantar el tubo del teléfono y le indicaré como encontrarse con el señor Iceoffson.
- Ok. ¿algo más?-
diciéndose ser más amable aunque sea un sirviente.
- No Señora. Gracias por su atención.
- De nada.
–seca y corta respuesta de Domenica.


Pensó en que ponerse y extrañamente decidió rápidamente. Botas negras, un Jean negro y remera más estrecha que su fina figura. Su pesado reloj multiservicios y un cinturón dotado de diferentes accesorios de supervivencia. La primera impresión es la que vale… ¿no es así?

- Mmm… no.


Minutos después caminaba hacia la sala oeste de la mansión. Con andar sensual y seguro veía su figura ampliarse al reflejarse en la inmensa puerta de cristal que flanqueaba su destino. De vestido de subido marrón, medias y zapatos de taco negro, con su cabello recogido, sin accesorio alguno caminó hacia ella.
Detrás de la misma y presto a abrir una de las hojas de transparente cristal, Nemesio sonreía amablemente como buen anfitrión.


- Señora. –buscando besarle la mano.

Ella advirtió la intensión del vikingo y elevó dócilmente su mano derecha. Iceoffson estaba vestido de absoluto negro el cual lo hacia más delgado. Ella se sorprendió ya que recibió una imagen joven, dinámica, activa y amable. Lejos del viejo gruñón que imaginó encontrar.

- Bienvenida a Three Wishes, esta es su casa.
- Muy amable señor Iceoffson.
- Nemesio… llámeme Nemesio.
- Su español es perfecto!
- Oh… sí. Tuve una muy buena profesora.
- ¿Ah sí?
- Bueno no faltara el momento para explicarle. Pasemos a sentarnos y beber algo. Adelante señora.
–luego de unos pasos preguntó- ¿Café? ¿Té? No le ofrezco alcohol ya que sé de sus sanas costumbres.
- Gracias… café, si es Expreso mejor.
- Oh… por supuesto.


Caminaron hacia unos sillones y sentaron uno frente al otro.

- Es más bella de lo que me habían dicho.
- No sabía que los islandeses fuesen tan mentirosos.
- Es una hermosa y elegante joven, señora Feu.
- Llámeme Domenica.
- Muy bien… Domenica.

Pasaron varias tasas de expreso Nemesio le explicó detalladamente su proyecto de expedición y lo que necesitaba de ella.

- Usted se preguntará el por qué de todo esto?
- Soy una profesional.
- Su dinero será depositado antes de comenzar la búsqueda.
- Bueno… es lo acordado.
- Ah… tenemos un tercer integrante.
- Man.
–afirmó ella.
- Sí.
- ¿Por qué él?
- Es fundamental.
- Me obliga a…
- Tiene una sensibilidad especial
. –sentenció el vikingo.
- Usted paga… usted manda.

Domenica respondió mecánicamente aunque en su mente la palabra “sensibilidad” le produjo varias cuestiones.

- No lo tome tan comercialmente o –mejor dicho- profesionalmente a esta búsqueda expedicionaria. Ah… propósito me gustaría que estuviese presente…

Nemesio sacó de su bolsillo un celular y buscó comunicarse con su asistente.

- Por favor pídele al señor Manglio que se reúna con nosotros.


Al poco rato Man ingreso a la sala también de riguroso básico negro.


- Hola Domenica.
- Hola Man.

Nemesio estaba advertido que no era buena la relación entre ambos. Ambos se saludaron demostrándose uno al otro poca importancia o –quizás- haciéndolo por al presencia del anfitrión.

- Bueno creo que no necesitamos presentación.
- “Somos pocos y nos conocemos mucho.”
– dijo Domenica
- Muchas veces uno no termina de conocer algunas personas. –agregó Man.
- ¿Lo decís por alguna en particular?
- “Al que le quepa el sayo que se lo ponga.”


El vikingo decidió intervenir antes de que se tensara más el ambiente ya que a Domenica rápidamente se le pararon los cabellos.

- Jóvenes –interrumpió- necesito que me presten atención.

Ambos advirtieron la intención del vikingo y decidieron esforzadamente mantener el decoro.


- Si por algún cataclismo o hecatombe fuese destruido todo el conocimiento científico y solamente tendríamos la oportunidad de transmitir en un frase todo el conocimiento adquirido. Deberíamos seguir el consejo del célebre físico Richard Feynman y citar la hipótesis atómica que dice: “todas las cosas están formadas por pequeñas partículas llamadas átomos que se encuentran en movimiento perpetuo, atrayéndose unas a otras cuando están separadas por una pequeña distancia y repeliéndose cuando se las trata de apretar unas con otras.”


Domenica y Man lo miraban en silencio y Nemesio termino de agregar:

- Feynman, decía que se puede vislumbrar una enorme cantidad de información referente al mundo, si tan solamente se aplicase un poco de imaginación y pensamiento. Señora Domenica, señor Manglio lo he convocados a ambos para ser más de “La parte del Todo”. Espero que comprendan la hipótesis, mas dejen de comportarse como átomos iracundos y formen un equipo. Debo confesarles que sé de ustedes más de lo que se imaginan aunque menos de lo que pronto conoceré. Es fundamental la unión ella genera la frecuencia adecuada para que todo fluya. Señora Domenica, estimado Man… los tres seremos Uno.

Preparativos.




- Hace un tiempo a raíz de lo percibió por Ángela y después de una larga búsqueda encontré la entrada a -lo que creo es- un “Hormiguero”. Si no puedo ratificarlo es que fue muy dificultoso para mí, ya que si bien al principio me acompaño Mikli, luego -a mi pedido- se quedó a mi espera casi a la mitad de la travesía. Él es un padre de familia y no quería arriesgarlo. Además yo no tenía el estado físico adecuado para aquella evento, es por ello que al otro día me puse a preparar también a mi cuerpo. Pasaron varios entrenadores y aquí estoy en pleno estado físico.

Man tenía que aceptar que la figura del islandés pareció ir mejorando a partir del momento que lo conoció. Quizás se estaba acostumbrando a la imagen –se justificaba- o realmente se rejuvenecía diariamente.

- Cuantos metros descendió. – Domenica.
-
Diría que aproximadamente entre trescientos y mil metros. Y digo aproximado ya que toda aparatología que tenía comenzó a fallar, a eso se debe la gran diferencia en el dato. En la medida que el descenso se acrecentaba todo comenzaba a fallar y perdí la noción de dónde estaba parado. Solo mi “Patek” funcionó correctamente el resto volvió a funcionar cuando regresé cerca de la superficie y realmente no sé como pude volver tan rápidamente.
- Su “Patek” es…
-Man.
- Sí un modelo clásico –mostrando su reloj pulsera- sin ningún tipo de componente electrónico. Pura mecánica suiza. – Nemesio.
- ¿Por qué está seguro que es un “hormiguero”? –Domenica.
- Bueno… el que no funcionen los aparatos es una señal. –Nemesio.
- Discúlpeme Iceoffson, pero hay más de una posible causa para que los instrumentos de medición y orientación se comporten erráticamente. – Domenica.
- ¿Cómo cuales? – Man.
- ¿Para qué quieres saberlo? – “señor Metido” pensó Domenica.
- Para saber si sabes lo que dices. –Man.
- Pero qué significa… -Domenica.
- Por favor, no acometamos nuevas confrontaciones. –intervino Nemesio con voz enérgica.

Silencio.

- Volvamos al tema. –Nemesio algo más calmo.
-
Hay dos temas importantes, uno la luz y el aire. El resto es sabernos orientar.
- No fueron mi problema en lo que poco o mucho pude avanzar.
- Así que podía hacerlo.
- Por supuesto, sino proseguí fue que temía no poder volver… me preocupaba no poder orientarme correctamente.
- ¿Hasta dónde llegó?
- Supongo que me faltaba muy poco para encontrar el ingreso principal. Ya que por dónde estuve es una zona exterior del hormiguero. El hormiguero o túnel principal debe estar un poco más adelante.
- Fue prudente de su parte Nemesio, supongo que este tipo de expedición debe hacerse en grupo
. –Man.
- Es elemental ser por lo menos tres personas. –Domenica.

Al terminar la frase se dio cuenta que había indefectiblemente incluido a Man.

- ¿Cuantos bajaremos? –Man.
- Nos ayudaría Mikli pero ingresaríamos los tres.
- ¿Usted también?
–Domenica.
- Por supuesto. –Nemesio.
- Discúlpeme –y espero que no se ofenda- no dudo de su estado físico, aunque creo que no esté en edad de afrontar el esfuerzo de tamaña aventura. –Dome.
-
Me he preparado para ello señora Feu. Demasiado tiempo para quedarme en el andén del destino.
- Nemesio creo –aunque me cueste admitirlo- que Domenica… tiene razón.
- No señores yo iré o mejor dicho ustedes vendrán conmigo.

Ambos se miraron por un segundo y se volvieron a Nemesio sin decir nada.

- Bueno es su decisión. –dijo pensando “es su dinero” Domenica.
- No insistiré –agregó Man-
ya que sería inútil hacerlo cambiar de opinión.
- Bueno ya tenemos el primer acuerdo. Ahora les mostraré unos planos trazados por Ángela en una meditación de contacto.
- ¿Perdón pero quién es Ángela?
-Domenica
-
Ángela era mi esposa.
- Ella era psíquica
. –agregó Man.
-
¿Y eso es todo lo que tenemos?
- Te parece poco.
–Man.
- Sí, me parece poco. –Domenica contestó rápidamente para luego advertir que podría haber molestado al islandés.
-
Perdón Nemesio pero…
- Señora, espere a ver antes de juzgar.
- Disculpe… pero –éste- me saca de…

Nemesio buscó en la pantalla el archivo del plano. A los pocos segundos apareció en la misma la imagen del mismo. Los tres observaron con atención, el vikingo se quedó en silencio esperando la opinión.

- Realmente parece un hormiguero. –dijo Man.
-
Esto es increíble.
- ¿Por qué?
–preguntó Man.
-
No tiene fin… parece rodear la Tierra. Cruza los océanos… va de continente a continente. Discúlpeme Nemesio su señora…
- Ella visualizó lo que están viendo y trazó las líneas básicas, luego con la ayuda de unos cartógrafos terminamos de darle la forma o terminación que pueden observar.
- Esto nos va llevar la vida recorrerlo.
–Man.
- No creo que sea tanto tiempo. –el islandés.
-
Toda esta historia es por encontrar las siete… “Siete Esferas” –dijo Domenica- y dónde “se supone” que estén las dichosas… “esferas”. No las veo en ninguna parte.
- Eso es lo que debemos averiguar.

-
Tendremos que recorrer el planeta señor Iceoffson. El planeta!
- Domenica creo que no estamos considerando que supuestamente no es un simple túnel es o son “hormigueros”.
–dijo Man.
-
Tengo pensado que mañana -lo más temprano posible- hacer un primer reconocimiento del lugar. Para luego de las lógicas evaluaciones y de estar de acuerdo ingresar al mismo lo antes posible.
- ¿Tenemos otra opción? –Domenica.
- ¿Qué quieres decir? –Man.
- A ti no te pregunté. –Domenica-
Me refería al lugar… hay otro supuesto “hormiguero”.
- Sí, pero esta opción es la más cercana y dado que estuve en la misma estoy convencido que es la mejor elección.
-
Muy bien señores voy a preparar mi equipo. Aunque antes me gustaría ver el de ustedes. –agregó Domenica dispuesta a comenzar.
- Me parece correcto. Vamos que le mostrare lo que he preparado.


Nemesio se levantó del sillón siendo seguido por Domenica y Man.



Así pues Domenica se encargó de conocer, revisar y supervisar el equipamiento a llevar. Nemesio sabía que lo básico sería lo realmente útil ya que el camino a recorrer no era el experimentado por Domenica ni por el mismo. Estaba advertido por su difunta esposa que las cosas serían más sencillas de lo pensado pero también mucho más asombrosas de lo jamás imaginado. Muchísimo más asombrosas hasta para un advertido.





Algunas horas después.


Nemesio estaba apoyado en la baranda del gran balcón, su mirada estaba absorbida por la inmensidad del océano.
De pronto su cuerpo se estremeció al sentir que algo tomaba su hombro. Giró su cabeza y se encontró con Man, el cual lo miraba mudo, algo pálido y con una mirada de niño asustado.

-
¿Qué sucede muchacho?
- No hay tiempo para un reconocimiento, debemos partir. –atinó a balbucear.

El vikingo comprende que no era lo racional lo que empujó a Man a decir lo dicho.


- Debemos hacerlo lo antes posible. –agregó.

El vikingo lo miró a los ojos y sentenció.

-
Correcto. Avisaré a Mikli que ultime los preparativos, encárguese de Domenica. No mejor le avisaré yo mismo.


Man hizo unos pasos para luego volverse hacia su interlocutor diciéndole.


-
Nos están observando.
- Lo sé… de cualquier modo debemos encararlo.
- Sí que lo haremos.

Ambos quedaron en silencio unos segundos.

- Muy bien, -dijo Nemesio-
pero antes aré algo que me prometí hace algunos años.

Sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña puntada y filosa tijera dorada. Con su otra mano tomó la cola de su cabello y en un solo corte la tronchó. La miró, sonrió y la lanzó al abismo del mismo mar.


- Por fin, llegó el día!

De presentarse errores ortográficos, gramaticales y hasta argumentales, es debido al modo que he elegido para realizar está publicación, ya que no hay corrector alguno que me asista. De cualquier modo realizaré los ajustes necesarios para solucionarlos. Desde ya mis disculpas y muchas gracias por tu comprensión.
El Autor.

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