La espiga de SIF.



Cruzó la cortada saludando a un taxista que lo reconoció. Advirtió un camión transportador de caudales amarillo estacionando frente a una gran institución. Se dirigió hacia él cruzándose con los guardias que llevaban varias sacas infladas de dinero. Fusiló instantáneamente con una sonrisa que brotó de su brillante mirar y tomó una que le ofreció amablemente uno de los guardias. Casi sorprendido retomó su paso mientras abría la misma encontrándose con un sin número de ladrillos de billetes de alta denominación. Sin alterar su rítmico gentil fue entregando los mismos a cada persona que a su paso se le cruzaba; A una joven, una anciana, a un obrero, a un burócrata, a una madre, a un policía…
Atónitos los tomaban desorientados e incrédulos y a la vez lo entregaban a otros que se le cruzaban y una vez que lo hacían comenzaban a deshacerse de sus billeteras, llaves, celulares, abrigos y superfluas pertenecías. Simplemente dejaban caer en ellas algo más profundo: sus penas, y en la vereda caían sin saber estas que destino era sin retorno.
Él siguió sin perder el ritmo que le imprimía la melodía que sonaba en sus oídos, la cual se trasmitía como un virus en el mirar de sus gentiles seguidores, que unos metros atrás sonriente, alegres, sorprendidos y admirados se impresionaban de dichoso regocijo.
En una esquina frenó un segundo, frotando los dedos de su mano derecha y haciendo brotar de los mismos la “Espiga de Sif”; La cual consistía en una fina varilla que como punta poseía una espiral refulgente.
La llevó con su mano derecha hacia su espalda, una de sus seguidoras la tomó, al hacerlo está se multiplicó por dos. Sin mediar pensamiento alguno repitió rápidamente la acción quedándose con una y entregando la otra.
Así la joven se la entregó al guardia y éste a la anciana, la anciana al niño, todos quedándose con una espiga y cediendo la otra formando una cadena sin fin…
En pocas cuadras el grupo era más que numeroso. Absorbiendo las miradas de conductores de vehículos, vecinos, comerciantes y demás habitantes que dejaban todo adhiriéndose alegres a la caravana de la gentileza. Siete cuadras después él se detuvo en la boca calle y miró a la multitud la cual se frenó inmediatamente observándolo detenido; Levantó los brazos y les sonrió con su mirada de “Todo Es Posible”. Manteniendo los mismos alzados juntó las palmas de sus manos girándolas en contra del sentido del reloj. Para luego soltarlas y formar con su cuerpo una “Y”. Todos comprendieron y gozosos buscaron una calle con sus “Espigas de Sif”. La melodía seguía sorda para los oídos de muchos -aunque en ellos soñaba más fuerte que nunca- que serian menos ya que una espiga en manos de una voluntad iluminada marchaba a su encuentro.

LA imagen se absorbió para estirarse alargándose hasta quedar como un fino hilo dorado que instantáneamente volvió a su origen el sexto chakra: el Ajna, intelecto e intuición se complementan armónicamente en la Ley Natural.
Sentado en posición meditativa finalmente abrió suavemente sus ojos con la sonrisa plena de haber dado vida - impulsado, asumido y experiementado- una vez más para lo que había sido creado. Pues la marea está cambiando. Namaste.