¿Hacer el Amor?

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En las vivificantes aguas termales de la piscina, frente al interminable frío océano, Nemesio y Man hacia largo minutos charlaban.




- Hay algo infinitamente mejor que el sexo. Y usted lo sabe… ¿no es así? –Nemesio.


Man lo miró en silencio sólo su mirar dio respuesta. No tuvo que preguntarse cómo lo sabía ya que la fuente siempre era la misma, Ángela.


- El sexo es primitivo, un simple acto reproductivo que elementales consideran placentero. Pobrecitos… pobrecitos.


Seguía en silencio dudando si decirlo o no.


- Cuénteme su mirar lo está exigiendo. –Nemesio.
- Usted tiene razón –pausa- pocas veces lo conté. –Man.
- Nadie le creyó.
- En realidad nunca lo conté… me resultó imposible describir ese momento. Imposible. Además nunca lo comprenderían.
- ¿Sabe por qué? Porqué son ignorantes.
- Recuerdo que…
(casi se le escapa el nombre pero lo pudo contener) “ella” se asombró terriblemente… pero nunca lo entendió… hasta creyó que era común en la gente que práctica yoga. Pero… es imposible de razonar… ya que es incompatible. Es que es un… sentir excelso.
- “Pene y vagina” eso tan solo conciben… no le da para más.
- Sí supieran…
- Algunos están dormidos y lo peor es que no quieren despertar. Otros jamás tendrán la oportunidad ya que son y serán “elementales”. O usted cree que siendo lo que somos, necesitaríamos privarnos de algo para el placer.
- ¿Cómo?
- Lo anticonceptivo. Debemos alterar lo natural para permitirnos placer y o concebir. Ridículo! Y lo peor, creen que el sexo es “el goce” o un acto de amor. Infames, no tienen “sentires”, sólo “pene y vagina”. Se sienten más hombres, más mujeres… pobrecitos… pobrecitos.
- Nemesio yo fui “sublime”… sentí…
- Yo sé lo que sintió.
- Pero aún no puedo… razonarlo… no puedo transmitir lo “sublime”.
- ¿Sabe lo que le ocurrió?

Man no lo escuchó ya que siguió diciendo.


- Creo que en una película vi algo –digamos- similar; Eso sí, lo que me ocurrió fue sin luces, sin Hollywood… Eh… la película se llama “Cocoon”. El argumento es de unos extraterrestres que vuelven a buscar unos capullos. Algo así.
- Sí la recuerdo.
- En ella hay una escena… en una piscina, en la cual una joven le demuestra su afecto y “hace el amor” con el joven terrestre.
- Muchacho… No me asuste que estamos en una…
- Jajajajá… no –quédese tranquilo- prefiero las mujeres.
- Ah… bueno!

Nemesio puso una graciosa cara de tranquilidad y prosiguió diciendo:

- Usted lo dijo “hacer el amor”. Esto sí es “Hacer el Amor” ya que ella es una frecuencia absolutamente pura, que solo es sintonizada por pocos, que genera y puede generar un estado –como usted prefirió adjetivar- “sublime”. Y que uno brinda y la otra persona recepta formando un tono “sublime” o “frecuencia del amor”.
- Sí, considero que debe ser así. La verdad que luego de sentir aquello, el resto -por lo menos para mí- y no quiero desmerecer, ni ofender… pero –encogiendo hombros - es “sexo”.
- Pene y vagina.
- Bueno tampoco… exageremos!
- Cuando hay hambre no hay pan duro!…¿No? Jojojó.
- Y la carne es débil! Jajajaá…

Ambos terminaron riéndose el uno del otro.

- Algunos biógrafos dicen que si hoy viviese Leonardo –Da Vinci- lo etiquetarían de “asexual”, ya que consideran que tenía un rechazo a la relación carnal, la consideraba vulgar, trivial. La dejaba para individuos de baja…
- …Frecuencia. Man después de experimentar lo “sublime” no me extraña, aunque el pobre Leonardo siempre es victima de especulaciones pretenciosas. Ahora que era un genio y que sabía mucho más de lo que podemos imaginar no hay duda alguna.

- Es extraña esta “vida”… nunca terminamos de conocerla y conocernos. –se dijo reflexionando mundanamente Man en voz alta.

- Es Magnifica… aunque nos parezca muchas veces absurda. –de golpe el Vikingo buscó y miró su reloj- Me voy a preparar ya que pronto llegará la señora Feu.


Man pensó en cuantas veces se había planteado la inconsecuencia de la vida, mas hoy estaba en un lugar jamás soñado, con alguien que no dejaba de ser un desconocido, a días u horas de emprender una aventura hollywoodiana; Y para completar el cartón; Bingo! Domenica Feu.

- Ok, trataré de hacer una meditación.

- Muy bien muchacho… pero debemos seguir esta charla. El tema merece que volvamos abordarlo me queda mucho por comentarle.

- Sí, por supuesto… yo tengo mucho más que exponerle.


Man miró como Nemesio se retiraba ágilmente de la piscina –cubierto de toallas blancas- a sabiendas que el vikingo sabía claramente que esa mujer había sido Domenica.