Desde el aeropuerto de Keflavic, la Terminal internacional de Islandia hay unos treinta y cinco kilómetros hasta Reykiavik –la capital más septentrional del planeta- la única ciudad que posee la “Thule”. Además debía sumarles los correspondientes kilómetros hasta Three Wishes. Así que acomodó sus pertenecías en la Land Rover que la esperaba al mando del chofer –Ricardo, madrileño el hombre uno de los tantos que llegó al lugar y no quiso volverse- que amablemente le explicó dónde y cómo llegarían a la residencia de Nemesio Iceoffson.
Domenica se sentó en el asiento de atrás disponiéndose a comenzar a conocer la bella Islandia. Durante el viaje se cansó de ver campos de lava cubiertos y bordeados por un musgo a veces gris, a veces verde intenso. Esta es una tierra viva -se dijo- simplemente observando bajas y planas sierras que la lava y los glaciares habían formado. El infaltable mar, presente en todo el trayecto, como lo estuvo cuando cruzó el Atlántico Norte para llegar a estas tierras.
Ricardo como un guía turístico le fue indicando los diferentes lugares que se cruzan en el camino hacia Three Wishes. Las fumarolas de las aguas termales, las excelentes piscinas públicas con diferentes temperaturas, los géiser, “Blue Lagoon”, volcanes, glaciares, campos de lava, fiordos y más formaciones rocosas bajo el manto de cielos enormes y diáfanos concurridos de arco iris o nubes bajas. Y eso sí ni un solo árbol parece que los vikingo utilizaron hasta el último en la construcción de sus famosas barcas.
No más de 280 mil habitantes en los 103 mil quilómetros cuadrados de superficie con un clima impredecible, que en un día permite gozar y sufrir de las cuatro estaciones. A los islandeses los tildan de cambiantes, explosivos, festivos y suicidas. Pero un islandés básicamente “es un Vikingo”, dijo el chofer viéndose reflejada en el espejo retrovisor su sonrisas. Domenica asentía y con cámara digital en mano capturaba imágenes, parecía no querer perderse nada que se le cruzase. Se enteró que Vikingo en escandinavo significa “pirata” bueno después de todo parece ser más que interesante este lugar, pareció comprender.
Un largo rato después estaba en Three Wishes en la habitación asignada contigua a la de Man.
- Bien aquí estoy en esta hermosa islita perdida en el norte del planeta. Contratada –seguramente- por un loco que paga y mucho. Eso me agrada y inconmensurablemente. No está mal el lugar y mejor la paga. En realidad está excelente. Seguramente pronto me encontraré con el fabuloso viejo ricachón.
Soltó su bota enérgicamente, la cual terminó cayendo al otro lado de la gran habitación. Se quitó el resto de su vestimenta, dejándose la interior y entró en el cuarto de baño, lo miró de arriba abajo. Nada pudo criticar estaba impecable y dotado de todos los servicios imaginados. Se volvió sobre sus pasos y buscó su notebook conectó la cámara y descargó las imágenes que había tomado en su trayecto en un archivo que nombró “Isla Bonita”.
Ducha. Dictaminó su mente y terminó de desnudarse he ingreso a la misma con deseo de renovarse.
El agua islandesa comenzó a acariciar a la iracunda señora, mas ella se enjabonó fuertemente casi como deseando deshacerse de una patina molesta e indeseable. Metió su cabeza bajo la fuerte lluvia caliente de la ducha. Sus cabellos se alargaron, sus ojos se entrecerraron y su cuerpo gozó el placer de la tierra viva de Islandia. Esto es bueno, se dijo hermosa agua. Apoyo sus manos en los blancos mármoles, rotó su cervical arqueando su columna buscando incrementar el placer. Luego sus caderas para darle ritmo a sus muslos y ellos a sus pantorrillas.
¿Man? Que estupido! –pensó- Se enamoró de mí! Tomó otro jabón y comenzó a frotarse nuevamente por todo su desnudo cuerpo mojado.
-Iceoffson… ¿cuán viejo eres? Por lo visto tienes gustos refinados y actuales. Viejito no quieres una mujercita amante fiel. Jajajajaja!
Vamos hermoso tu nena tiene apetito… jajajajá. Me gustaría verle la cara al estupido – refiriéndose a Man-… babeándose por mí… estupido. Las chicas queremos diversión y diversión es dinero “las velitas” para las idiotas… Man… “Mansito”. Te gustaría estar aquí… pero esta chica, es sólo para los mejores. Estupido “Mansito”. Sólo para ti… hay ganas!
De golpe cerró los grifos, estiró su cuerpo como una gata y buscó las toallas. Se posó frente al gran espejo que el vapor no pudo empañar. Gozando de la visión de su cuerpo escultural, posó sensualmente hasta encontrar una postura desafiante.
Diciéndose: Esta soy yo. Venga que los atenderé!
El teléfono sonó he inmediatamente lo atendió.
- ¡Sí! –dijo enérgicamente.
- Señora, el señor Iceoffson desea charlar con usted, cuando…
- Sí… estoy saliendo de la ducha… pronto estaré lista para encontrarme con el señor Iceoffson..
- Gracias señora. Sólo deberá levantar el tubo del teléfono y le indicaré como encontrarse con el señor Iceoffson.
- Ok. ¿algo más?-diciéndose ser más amable aunque sea un sirviente.
- No Señora. Gracias por su atención.
- De nada. –seca y corta respuesta de Domenica.
Pensó en que ponerse y extrañamente decidió rápidamente. Botas negras, un Jean negro y remera más estrecha que su fina figura. Su pesado reloj multiservicios y un cinturón dotado de diferentes accesorios de supervivencia. La primera impresión es la que vale… ¿no es así?
- Mmm… no.
Minutos después caminaba hacia la sala oeste de la mansión. Con andar sensual y seguro veía su figura ampliarse al reflejarse en la inmensa puerta de cristal que flanqueaba su destino. De vestido de subido marrón, medias y zapatos de taco negro, con su cabello recogido, sin accesorio alguno caminó hacia ella.
Detrás de la misma y presto a abrir una de las hojas de transparente cristal, Nemesio sonreía amablemente como buen anfitrión.
- Señora. –buscando besarle la mano.
Ella advirtió la intensión del vikingo y elevó dócilmente su mano derecha. Iceoffson estaba vestido de absoluto negro el cual lo hacia más delgado. Ella se sorprendió ya que recibió una imagen joven, dinámica, activa y amable. Lejos del viejo gruñón que imaginó encontrar.
- Bienvenida a Three Wishes, esta es su casa.
- Muy amable señor Iceoffson.
- Nemesio… llámeme Nemesio.
- Su español es perfecto!
- Oh… sí. Tuve una muy buena profesora.
- ¿Ah sí?
- Bueno no faltara el momento para explicarle. Pasemos a sentarnos y beber algo. Adelante señora. –luego de unos pasos preguntó- ¿Café? ¿Té? No le ofrezco alcohol ya que sé de sus sanas costumbres.
- Gracias… café, si es Expreso mejor.
- Oh… por supuesto.
Caminaron hacia unos sillones y sentaron uno frente al otro.
- Es más bella de lo que me habían dicho.
- No sabía que los islandeses fuesen tan mentirosos.
- Es una hermosa y elegante joven, señora Feu.
- Llámeme Domenica.
- Muy bien… Domenica.
Pasaron varias tasas de expreso Nemesio le explicó detalladamente su proyecto de expedición y lo que necesitaba de ella.
- Usted se preguntará el por qué de todo esto?
- Soy una profesional.
- Su dinero será depositado antes de comenzar la búsqueda.
- Bueno… es lo acordado.
- Ah… tenemos un tercer integrante.
- Man. –afirmó ella.
- Sí.
- ¿Por qué él?
- Es fundamental.
- Me obliga a…
- Tiene una sensibilidad especial. –sentenció el vikingo.
- Usted paga… usted manda.
Domenica respondió mecánicamente aunque en su mente la palabra “sensibilidad” le produjo varias cuestiones.
- No lo tome tan comercialmente o –mejor dicho- profesionalmente a esta búsqueda expedicionaria. Ah… propósito me gustaría que estuviese presente…
Nemesio sacó de su bolsillo un celular y buscó comunicarse con su asistente.
- Por favor pídele al señor Manglio que se reúna con nosotros.
Al poco rato Man ingreso a la sala también de riguroso básico negro.
- Hola Domenica.
- Hola Man.
Nemesio estaba advertido que no era buena la relación entre ambos. Ambos se saludaron demostrándose uno al otro poca importancia o –quizás- haciéndolo por al presencia del anfitrión.
- Bueno creo que no necesitamos presentación.
- “Somos pocos y nos conocemos mucho.” – dijo Domenica
- Muchas veces uno no termina de conocer algunas personas. –agregó Man.
- ¿Lo decís por alguna en particular?
- “Al que le quepa el sayo que se lo ponga.”
El vikingo decidió intervenir antes de que se tensara más el ambiente ya que a Domenica rápidamente se le pararon los cabellos.
- Jóvenes –interrumpió- necesito que me presten atención.
Ambos advirtieron la intención del vikingo y decidieron esforzadamente mantener el decoro.
- Si por algún cataclismo o hecatombe fuese destruido todo el conocimiento científico y solamente tendríamos la oportunidad de transmitir en un frase todo el conocimiento adquirido. Deberíamos seguir el consejo del célebre físico Richard Feynman y citar la hipótesis atómica que dice: “todas las cosas están formadas por pequeñas partículas llamadas átomos que se encuentran en movimiento perpetuo, atrayéndose unas a otras cuando están separadas por una pequeña distancia y repeliéndose cuando se las trata de apretar unas con otras.”
Domenica y Man lo miraban en silencio y Nemesio termino de agregar:
- Feynman, decía que se puede vislumbrar una enorme cantidad de información referente al mundo, si tan solamente se aplicase un poco de imaginación y pensamiento. Señora Domenica, señor Manglio lo he convocados a ambos para ser más de “La parte del Todo”. Espero que comprendan la hipótesis, mas dejen de comportarse como átomos iracundos y formen un equipo. Debo confesarles que sé de ustedes más de lo que se imaginan aunque menos de lo que pronto conoceré. Es fundamental la unión ella genera la frecuencia adecuada para que todo fluya. Señora Domenica, estimado Man… los tres seremos Uno.