Escuchando la FM iba al volante de su auto, camino a una de las tantas reuniones de trabajo, la vía elegida era rápida y extrañamente ese día el transito era escaso. De pronto escuchó sonar tres timbres de un celular. Al segundo de ellos –mecánicamente- tomó el suyo a sabiendas que el tono oído no le era familiar. Constató rápidamente que no lo era y pensó que debió ser un sonido de la FM. Luego de unos cientos de metros el sonido volvió a envolver la cabina del auto. Entonces pudo advertir que el mismo surgía de los asientos traseros. Giró su cabeza –sin soltar el acelerador- buscando encontrar el factor que lo producía aunque está vez sólo sonó una vez.
Unos minutos después estacionó en el tercer nivel de la inmensa y solitaria cochera inmediata al lugar de la cita.
Bajó y abrió la puerta trasera de su lado, en busca de su notebook, advirtiendo que junto a ella estaba el origen del sonido: un celular.
Lo tomó -pensando que alguien debió olvidarlo- e instantáneamente empezó nuevamente a sonar. Antes de terminar de asustarse abrió la tapa y atendió la llamada escuchando:
- Señor Manglio tenemos el agrado de comunicarle que ha obtenido el primer premio. Lo felicitamos recordándole que la llamada al Cielo la podrá realizar usando la agenda del celular. En ella podrá encontrar la forma de ponerse en contacto. Muchas gracias, esperamos que disfrute de la misma. Que tenga un buen día. Congratulaciones!
Es una broma –se dijo- mirando la pantalla del aparato que dejaba de anunciar “(Sin número)”. Su pulgar oprimió la tecla que se situaba debajo de la palabra “Agenda”, apareciendo una lista con los nombres de las personas queridas fallecidas. “Es una broma –se dijo nuevamente entre dientes- y de muy mal gusto”.
Su pulgar marcó el primero de la lista y el celular comenzó a realizar la llamada. A los pocos segundos una voz surgió del mismo. Y con desconfianza llevó el mismo nuevamente a su oído.
- Hola… ¿me escuchas?-escuchó decir.
- ¿Eres tú? -respondió sorprendido y absorto.
- Sí claro que soy yo.
- Es una broma… y no me gustan…
- No… no lo es.
- Entonces eres tú.
- Sí que lo soy.
Se quedaron unos segundos en silencio para asimilar semejante circunstancia.
- No sé que decir… tengo tanto que contarte… que preguntarte… que no sé…
- Tranquilo todo está bien.
- ¿Cómo… te encuentras?
- Estoy Pleno.
- ¿Pleno?
- Absolutamente. Ellos también lo están.
- Te refieres a…
- Sí, en los que estás pensando. Todos ellos están también… Plenos.
- Entonces la mue…
- ¿Muerte? No es como piensan y así que entenderás… no lo estamos. Ni tu tampoco lo estarás.
- Así que…
- Cielo, infierno, purgatorio que más estás diciéndote?
- Que eres tú -no tengo dudas- ya que siempre me interrumpes…
- Jajajaa.
- Te ríes –le dijo Manglio con evocación- …no recordaba el tono de tu risa.
- Ahora, la recordaras siempre.
- Ni tu voz.
- ¿Cómo te suena?
- Libre.
- Lo estoy.
- Te alcanzaré.
- Sí, seguramente.
- Y todo será igual.
- Quizás.
- ¿Por qué?
- Bueno, porqué no estoy seguro que lo será.
- Entonces será mejor.
- No es importante, ustedes lo ven blanco o negro. Desde aquí todo es simple extraordinariamente simple.
- ¿Dime cómo es?
- Hay más de una luna y más de un sol, el agua brota transparente, el suelo es oro rubí. Y estás siempre donde debes estar.
- ¿Tú pediste esta llamada?
- No… tú te la ganaste.
- ¿Yo?
- Sí tú. Merecidamente.
Una voz interrumpe el dialogo anunciando que le quedan veinte segundos de comunicación.
- Nos tenemos que despedir.
- Así es…
- Recuerda: percibir, esfera, espiral, corazón.
- Te extraño.
- Lo percibo.
- Te amo.
- Yo todo el tiempo querido hijo.
- Hasta pronto papá.
- No te apures siempre estoy.
El celular se apagó, Manglio comenzó a llorar y a saltar batiendo sus brazos como un niño. De pronto se quedó estático. El aparato había desaparecido.
Sus lágrimas no terminaban de acariciar su rostro. Una mezcla de euforia y melancolía lo rodeaba. Algo mágico había ocurrido… algo mágico lo tocó.
Quedó en silencio junto al auto en la desierta cochera. Lleno de amor. De ese amor que siempre está.
Artwork por guzsergi+arteD.