"Ellas" - después de El Salto.

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Man estaba en silencio sentado en uno de los sillones hacía poco se había despertado. Y hacía mucho tiempo que no había descansado tan satisfactoriamente. Nemesio a unos metros le preguntó:

- Le pido un “rojo”?

Man hizo señas aceptando y a media voz reafirmó.

- Por favor.
- Un té rojo para el nuevo señor Man.
–le reclamó a Lao.

Él lo miró y en su mente las preguntas se empujaban unas a otras con el deseo de ser expresadas y encontrar respuestas. Siguió en silencio, aún flotaba en la suave fragancia que había dejado la sensación experimentada.

Nemesio se sentó mirándolo, detrás de él un gigantesco ventanal y detrás del cristal se podía ver confundirse el océano con el plomizo cielo. Un gris profundo salpicado por intensidades menores como un céfiro inmortal del reinante clima islandés.

- Hace muchísimo tiempo uno de mis ancestros – Hakon Iceoffson- se hizo de un "Documento" que generación en generación hemos conservando como un tesoro. Un día cuando niño mi padre me reveló el mismo, solicitándome que si llegaba el día en que desease investigarlo, no dudase y que no permitiera que nada me detuviese. Pasó mucho tiempo… un día estaba sentado en mi despacho, había cerrado un fabuloso acuerdo con otras compañías –mucho dinero- y quise escribir en mis apuntes “ÉXITO” pero escribí, “Existo”. Inmediatamente en mí surgió un gran deseo de agregarle signos de pregunta: ¿Existo? En ese momento recordé a mi padre, al documento y a sus palabras.

- Decidió existir.

- Luego llamé a Ángela y le pedí que nos encontráramos almorzar. Le comenté… y decidí vivir. Y nos propusimos ponernos a investigar el tesoro familiar heredado.
- Amó a esa mujer.

- Nací en una familia multimillonaria, con unos padres amorosos, tuve siempre lo mejor de lo mejor, recorrí el mundo tantas veces quise. Tuve una esposa e hijos, me divorcié viví un largo tiempo solo y luego conocí a Ángela. Ella cambio mi vida... todo tuvo otro sentido cuando la encontré.
- Cómo...
- En un accidente... ella manejaba. La colisionó otro vehiculo al mando de un borracho… volcó, estuvo varios días internada tratando de salir pero no pudo.
-
Debió ser una gran mujer.
- Oh... sí claro... lo era.

Nemesio se quedó mirando con deseos de decirle algo más pero llegó Lao con los humeantes “rojos”. Ambos recibieron con beneplácitos el oscuro brebaje.

- ¿Le decía? –tratando de volver a hilvanar nuevamente el hilo de la conversación.
- De un “Documento”.
- Sí eso… “El Documento”. Junto a Ángela nos pusimos a investigar el mismo con todas nuestras energías. Nos llevó a diferentes partes del mundo, lugares que jamás habíamos imaginado visitar, ya que ni remotamente sabíamos de su existencia. Hasta que un año -gracias a ella y su maravillosa intuición- encontramos el principio de la revelación. Casi simultáneamente nos llegó la información de que en Turquía -la antigua Constantinopla- un manuscrito hacia referencia a nuestro “documento”. El mismo hacia clara mención y daba un pista cierta para interpretarlo. Teníamos lo visualizado por Ángela, que ofrecía una interpretación más cosmogónica y con ello quiero decirle mucho más profunda. Y hasta espiritual y cuando digo espiritual no es…
- ¿Religioso?
- Correcto.

Man hizo hincapié en una palabra que dijo el islandés.

- Usted me dice que Ángela ¿visualizó?
- Sí eso le dije; ella era psíquica.
- ¿Cuál era la explicación?
- El manuscrito no estaba redactado en sánscrito como es común. Estaba escrito en “sumerio” pero la noventa y cinco por ciento del mismo estaba constituido por símbolos desconocidos para los mayores expertos del mundo.
- Esto se pone interesante.
- Recuerdo que Ángela mencionó un pasaje de la obra de
Friedrich Nietzsche “Así habló Zarathustra”.

- No me diga nada. –dijo Man anticipándose- “Yo os anuncio el Superhombre el hombre...

Nemesio le siguió y juntos a coro.

- ...debe ser superado que han hecho vosotros para superarlo.”

Ambos por dos segundos se quedaron mirándose agradablemente sorprendidos.
Nemesio comenzó a hablar más confiado que nunca.

- En el manuscrito se menciona la presencia de “algo” traído al planeta aproximadamente 445.000 años atrás.
- Antediluviano.
- Sí, inmemorial.

- Los Anunnakis.
- “Aquellos Que del Cielo a la Tierra Vinieron” - es lo que pudimos estimar con Ángela – los “dioses” de la antigüedad.
- ¿Qué son “ellas”?

Nemesio lo miró y le interrogó.

- Yo siempre digo y… dije “algo”. ¿Cómo sabe que son “ellas”?

Man quedó mudo, sorprendido hasta desorientado.

- Eh… no... no lo sé.
- “Ellas” son…
- “ESFERAS”.
- ¿Cuántas?
- Siete. –agregó Man.
- Sí… “SIETE ESFERAS”.
- No puedo parar mi lengua. Esto me está preocupando.
- A mí todo lo contrario… mi querido Manglio.


Nemesio se paró dio una vuelta alrededor del sillón y escuchó de su invitado la pregunta inevitable.

- ¿Qué me sucedió?
- Estimado Manglio… mi querido MAN, nunca necesite más a Ángela a mi lado que en estos momentos pero debido a su ausencia, le diré que simplemente es una manifestación –como dicen los norteamericanos- de su “gift”. Y no sería extraño que no sea el menos impactante de los que le vayan a ocurrir.

Se quedó en silencio esperando la reacción de Man.

- Es por eso que me llevó al “hermoso lugar”.
- Debe dejar que pase unas horas, quizás unos días para volver a evaluar lo acontecido en el océano.
- Quizás tenga razón.

El vikingo se volvió al tema que antes los ocupaba siendo más preciso en lo datos a trasmitirle al invitados.

- Comencemos de nuevo.
- Volvemos a “el documento”.
- Mi ancestro halla “el documento”...
- En qué consiste o mejor dicho; ¿A qué se refiere cuando dice “el documento”?

Man sintió percibir una redondez adosada a un circulo y chispeante brillos en el centro del la misma.

- Bien. Es una medalla de un material hasta el momento desconocida. Su apariencia externa es la de un metal perlado, por momentos muy liviano. La sostiene una... cadena.
- ¿Cadena?
- No en realidad –siempre me confundo y digo cadena- es similar a un grueso cordón de una sola pieza sin unión alguna localizada. Es incuestionablemente del mismo material de la medalla. Toda la pieza es maleable, obediente, dúctil posee una memoria de forma.
- Memoria... ¿de forma?
- Quiero decir se le puede deformar y luego de un tiempo vuelve a recuperar su forma original. Fue inútil lograr una muestra para analizar y los análisis que se realizaron terminaron desorientando más aún a los supuestamente expertos.
- ¿Mucha gente pudo ver la pieza y manipularla?
- No muchos, pero ha sido inevitable.
- ¿Dónde se encuentra?
- Está a resguardo -absolutamente protegida- como lo estuvo por generaciones. Como entenderá no podrá ver la original pero sí imágenes. Por favor acérquese.

Nemesio lo llevó junto a un gran escritorio dónde sólo había un notebook. Levantó la tapa y en unos instantes pudo mostrarle las imágenes detallada verbalmente. Man estiraba sus piernas y acomodaba su ropa mientras su atención era atrapada por las imágenes. Colocó suavemente la taza junto a la del islandés absorbido por la pantalla.

- ¿Cuál es el tamaño real?
- La medalla tiene siete centímetros de diámetro y un grosor de seis milímetros. La cadena o soga tiene sesenta y seis centímetros de largo. Cómo dije sin unión alguna. Un lado de la medalla es cóncavo, el otro convexo y parecen fundidos uno con el otro aunque mantienen su características evidentemente únicas.
- Identidad.
- Sí cada lado posee una identidad en la correspondencia. Puedo darle detalles...
- Nemesio ¿eso… qué es?

Man se refería a varios símbolos alineados en forma de una espiral ascendente eran guiados por una sutil estela. Estos se ubicaban como único dato en el medio del lado convexo de la medalla. Inmediatamente Nemesio hizo uso del “zoom” del visualizador con el mouse de la notebook.

- Veo que hay símbolos.
- Así es.
- Y sabe su significado.
- Nuestro lenguaje está desprovisto de los términos adecuados para describir fehacientemente a los mismos. Ángela me pedía que no racionalizara mis pensamientos cuando quisiera encontrarle una respuesta a estos símbolos. Decía que sólo con el “intimo sentir” se hallaría la misma ya que de otro modo nos llevaría a conjeturas confusas y tumultuosas. El método es comprender que estamos frente a un “calidoscopio cósmico vibracional” de constantes movimientos pulsantes; En el preciso momento que se racionaliza transmuta dando más motivo a la duda que a la certeza.
- Calidoscopio cósmico...
- “Vibracional”.
- ¿Vibracional?
- No hay concepto que pueda aclarar o describir lo expresado y tenga la plena seguridad… es lo más cercano que con palabras puedo explicarme.

El islandés pasó a otra imagen en la cual se podía observar la cara cóncava. En ella y ubicadas en línea horizontal estaban grabadas en relieve con Siete Esferas.

- Son ellas –se estremeció Man- sin saber el porque de mi deducción. Son ellas.

Nemesio observaba a su invitado buscando interpretar su reacción.

- No sé el por qué, pero digo lo que viene a mi mente. Son –con tono de afirmación- las “Siete Esferas”.
- Ajá.
- ¿Pero qué son las Siete Esferas?
–siguió preguntando cada vez más desorientado.

Nemesio dedujo que debería seguir comentándole lo investigado resaltándole lo visualizado por Ángela.

- Primer punto: el colgante –medalla y cordón- no serian terrestres.
- Sí.
- Segundo: la imagen de la espiral y los símbolos. Suponemos que siguen una posición astronómica.
- ¿Cuál?
- Tercero: las
“Siete Esferas” parecen ser sólidas.
- ¿Entonces?
–soltó cargado de ansiedad por escucharlo la respuesta de islandés.
- Ángela estimaba que están en algún lugar esperando que las encontremos.
- Escuché mal o usó el plural.
- Escuchó muy bien. Lo estoy incluyendo en la búsqueda.

Man tragó saliva bajó la cabeza y se quedó en silencio a sabiendas que la mirada de su interlocutor estaba posada en él. Los dedos de su mano derecha jugaban con sus labios.

- No sé que decirle… no estoy capacitado para tal tarea.
- Yo sé el porque y a quién invito… le pido es que considere la misma como una invitación. Y no está exenta de una retribución.
- No es eso, no sé, en todo caso debería tener más información. Conocimiento.
- No la hay. Le puedo asegurar que la misma se perdió en el tiempo y la que sobrevivió está –ciertamente- en mi poder.
- Iceoffson, ¿quisiera saber que sucedió hoy?
- Muy bien ¿qué desea saber puntualmente?
- Todo.
- Eso es imposible.
- ¿Por qué?
- Man, usted estuvo ahí, yo sólo lo acompañe. Observé a un hombre parado al borde de un precipicio que luego terminó sentado a unos cuantos metros más atrás con los ojos desorbitados. Eso es todo.
- Usted sabe que pasó mucho más que eso.
- Yo “supongo” que ocurrió más que eso. Pero lo sucedido le ocurrió a usted.
- ¿Por qué me llevó a ése lugar?
- Para que experimentara esa conexión.
- ¿Conexión? ¿Conexión con quién?
- A usted le sucedido algo maravilloso debe reconocerlo y admitirlo.
- ¿A usted le sucedió algo similar?
- No y si conozco algo es por las enseñanzas de mi esposa.
- No sé que decirle.
- Yo sí. No se apresuré a tomar ningún tipo de decisión tiene todo el tiempo del mundo. Relájese.
- No es fácil.
- Después de todo las “Siete Esferas” son un tema apasionante... ¿seguimos con ellas?
- Está bien.
- Pero me debe lo de hoy. –
señalándolo con su índice izquierdo.
- Le prometo que usted descubrirá que conoce mucho más de lo que ahora recuerda.

Por un nanosegundo Man empalideció visualizando interiormente imagenes conceptuales:


percibir, esfera, espiral, corazón.

- ¿Se siente bien?
- …
- ¿Man?
- Sí.
- Le pediré otro “rojo”.
Venga…siéntese. –lo tomó del brazo y lo llevó al sillón.
- Ok. Estoy bien…
- Debemos descansar.
- Sí, así será mejor.




La imagen "Vista" es gentiliza del Sr. artzubi publicada en www.flickr.com . Muchas gracias por permitirme utilizarla.